En
la lengua coloquial hay una fuerte tendencia hiperbólica para enfatizar la
cualidad. La lengua ya tiene sus propios mecanismos de intensificación: el
superlativo.
El
adverbio muy y el sufijo –isimo se utilizan indistintamente para
construir el superlativo en español pero es la segunda opción la que parece aportar
mayor énfasis en el habla. Cansadísima
parece tener más fuerza en su significado que muy cansada. Con la misma intención el hablante realza el énfasis del significado
de una palabra que no lo necesita, añadiéndole el adverbio del superlativo, por
ejemplo muy formidable, muy horrible,
o añadiendo el sufijo en estupendísimo,
friísimo, solterísimo, etc., e incluso
en gentilicios, españolísimo. A veces se combina el adverbio y el sufijo para mayor intensificación: muy listísima.
Apenas
utilizado ahora, hay un sufijo culto, -érrimo,
solo para unos pocos adjetivos, celebérrimo,
paupérrimo, que no se utiliza en el nivel coloquial.
Otro
modo de intensificar el habla se consigue creando una construcción con el artículo
neutro y el adverbio más: es lo más tonto
que he visto, a veces precedido de
preposición, es de lo más tonto que he
visto, y otras veces sin el adverbio y con un sufijo diminutivo, es de lo mejorcito que hay. Incluso un sustantivo
o un infinitivo precedidos de preposición pueden también funcionar como
superlativos: tonto de remate, loca de atar
Muy
frecuente, asimismo es el uso intensificador de superlativo mediante adverbios
terminados en –mente, enormemente
aburrido, con prefijos enfáticoss re-, requete- , super-, extra-, hiper- mega-,
unos más modernos que otros: superguay,
megafeliz (megahappy) e incluso con un diminutivo que funciona como
superlativo, camina deprisita.
La
repetición de palabras de cualquier variedad morfológica tienen asimismo este
mismo carácter intensificador: Este
detergente lava blanco blanco, estoy muy muy preocupada.
La
creatividad popular del hablante da como fruto curiosas locuciones. La moda va
dando paso a unas y eliminando otras. Qué
guay, cómo mola, es cojonudo, está de puta madre, es pistonudo, mola mogollón,
mola mazo, etc., son de uso informal, procedentes del argot juvenil o del
uso coloquial que se imponen en la lengua durante un tiempo determinado, no muy
largo. Estos curiosos usos se imponen por su expresividad. Destacaré un par de
ellos en pleno uso hoy:
Esta peli no es cómica, sino lo
siguiente. Tú no eres tonta, lo siguiente. Surge el interrogante: quien me lo dice
¿pretende que yo busque el adjetivo que corresponde a este superlativo? O ¿es
que quien la emite es incapaz de encontrarlo? Aquí la respuesta está a caballo
entre si el original hablante juega con la lengua o padece de notable
incompetencia comunicativa pero lo cierto es que ambos, hablante y oyente,
comprenden muy bien el significado intensificador de la expresión y confirma el sentido
gregario de los hablantes.
La
expresión ha provocado un gran revuelo en las redes sociales, en las que ha
surgido la denominación del fenómeno como “siguientismo”, detractores de esta expresión que
incluso han creado un premio para quien construye una frase en la que el primer
término es tan hiperbólico que no admite otro mayor que pueda estar en lugar de
“lo siguiente”. Porque puede ponerse en tela de juicio decir “lo siguiente”, si
se sabe perfectamente a que se refiere. En los foros se lee como ejemplo “Vuestro trabajo es majestuoso no, lo
siguiente” pero enseguida surge alguien que aporta el vocablo que podría estar ese lugar: Lo siguiente de majestuoso sería imperioso. Realmente
se pone de relieve que siempre puede haber un término que exprese un valor de
mayor contundencia que el primero.
En la misma línea semántica de hiperbolizar la realidad mediante el superlativo, tenemos otra expresión que oímos con frecuencia: se caga la perra, vulgar y zafia en sí misma pero sumamente extendida entre los hablantes, que avisa de que algo va a causar notable impacto. Se caga la perra cuando se anuncia lo extraordinario del plato que voy a comer, cuando suponemos el resultado de una espectacular fiesta, cuando se van a quedar boquiabiertos por mi nuevo maquillaje.
Leo en el Diario Hoy, digital, de Valverde de Leganés, (22 enero 2017) una explicación a la aparición de esta expresión. Relata el autor del artículo (Fernando Negrete) que es una típica expresión extremeña, que significa algo parecido a “te vas a enterar” y que un grupo de jóvenes de la localidad la tomaron del acervo lingüístico extremeño, hace ocho años, y con ella dieron nombre a una murga de carnaval a la que pertenecían, veterana ya en la localidad, que sale a escena todos los años. Tiene sentido esta explicación, si realmente su origen es esa expresión extremeña, ya que en la base de las creaciones de las chirigotas de las murgas está la crítica, que puede producir más de un dolor de tripa a quien la oiga.
La lengua, como ser vivo, está en constante crecimiento y evolución, sobre todo crece en la acumulación de frases hechas, de carácter popular, de sectores juveniles creativos que constituyen lo que los académicos denominan "criterio de uso" cuando se trata de aceptar o no una palabra que se ha instalado en la lengua y se ha fijado, superando lo efímero de muchas otras. El tiempo dará cuenta de estas dos expresiones que acabamos de ver.
Leo en el Diario Hoy, digital, de Valverde de Leganés, (22 enero 2017) una explicación a la aparición de esta expresión. Relata el autor del artículo (Fernando Negrete) que es una típica expresión extremeña, que significa algo parecido a “te vas a enterar” y que un grupo de jóvenes de la localidad la tomaron del acervo lingüístico extremeño, hace ocho años, y con ella dieron nombre a una murga de carnaval a la que pertenecían, veterana ya en la localidad, que sale a escena todos los años. Tiene sentido esta explicación, si realmente su origen es esa expresión extremeña, ya que en la base de las creaciones de las chirigotas de las murgas está la crítica, que puede producir más de un dolor de tripa a quien la oiga.
La lengua, como ser vivo, está en constante crecimiento y evolución, sobre todo crece en la acumulación de frases hechas, de carácter popular, de sectores juveniles creativos que constituyen lo que los académicos denominan "criterio de uso" cuando se trata de aceptar o no una palabra que se ha instalado en la lengua y se ha fijado, superando lo efímero de muchas otras. El tiempo dará cuenta de estas dos expresiones que acabamos de ver.